Una soltera no se corta y revela en 'First Dates' una de sus experiencias sexuales más intensas: "Hay que probarlo todo"

Rocío es una empleada de gasolinera malagueña a la que le gusta presumir. A su llegada al restaurante de First Dates, la andaluza reconoció ser una mujer tórrida, pasional y muy detallista. Aunque la soltera no tiene problemas para ligar, acudió al dating show de Mediaset en busca de un chico activo, con tatuajes y aficionado al flamenco. Ante esto, el programa le concertó una cita con Roberto, un camarero de Marbella (Málaga) que se considera muy "alegre y cachondo".

Roberto quedó prendado de Rocío nada más verla, aunque la malagueña no lo tuvo tan claro: "Es normalito, una cosa del montón", le dijo la soltera al equipo de Cuatro. Tras una breve presentación, los comensales pasaron a una mesa para conocerse mejor. Durante la cena, el camarero llenó de halagos a su cita, haciendo que la joven se fuese sintiendo cada vez más cómoda.

Además, los solteros descubrieron que compartían numerosos puntos en común. A ambos les apasiona el flamenco, han tenido relaciones largas y les gustan los tatuajes. Poco a poco, Rocío empezó a ver con otros ojos a su cita: "Al principio de mi cita, no era lo que yo buscaba, pero cenando y hablando con él, me he dado cuenta de que es lo que yo busco. No solo hay que fijarse en el físico", afirmó la malagueña al equipo de First Dates.

Dada la conexión entre los comensales, el programa les propuso participar en una dinámica en la que tenían que responder a diferentes preguntas sexuales. Mientras que Roberto afirmó que nunca había hecho un trío, Rocío sorprendió a su cita al confesar que no había realizado un trío, sino un cuarteto: "Éramos dos chicos y dos chicas y fue una buena experiencia. Es que hay que probar de todo en esta vida", afirmó la soltera.

Ante esto, Rocío destacó que es muy activa sexualmente y que buscaba a una pareja que tuviese su mismo líbido. Esto no fue un problema para Roberto, que reveló que también le gusta mucho el sexo: "Yo soy muy salvaje". En cuanto a fantasías sexuales, la malagueña consideró que ya lo había probado todo, aunque señaló que le gustaría tener un cuarto de sadomasoquismo.

Ante la química que se despertó entre ambos, los solteros tuvieron la oportunidad de tomarse el postre en una sala reservada. Los comensales bailaron, rieron y se besaron apasionadamente. Cuando llegó el momento de la decisión final, ambos respondieron que querían seguir conociéndose fuera de las cámaras de Mediaset.