"A mi madre la dejas en paz": Kiko Hernández abandona 'Ni que fuéramos' ('Sálvame') tras una bronca mayúscula con María Patiño

La presencia en plató de la joven que asegura haber estado con el novio de Anabel Pantoja ha desatado este martes, 23 de julio, una tremenda bronca en Ni que fuéramos, el nuevo Sálvame. Las posturas enfrentadas de Kiko Hernández y María Patiño respecto a su testimonio han hecho que la presentadora terminara perdiendo los nervios ante lo que creía las mofas de su compañero, entrando en un ataque personal por el que el colaborador terminó abandonando la sala, tremendamente cabreado.

Tras escuchar el relato de la joven, Kiko comenzó a cuestionar su veracidad, lo que terminó por exasperar a Patiño, que le calificaba como "manipulador" en varias ocasiones. Este ponía el foco entonces en ella, asegurando que había sido engañada de nuevo: "Ayer no decías eso, decías que a lo mejor eras demasiado tonta [al creértela]. Hoy te la ha vuelto a meter otra vez solo con soltar cuatro lágrimas".

Hernández imitaba sus lágrimas y cómo María las había encajado, un "teatro" que esta interpretaba como una mofa hacia su persona, explotando: "Te la meten a ti. ¡A ti te la meten! Y te ríes de tu madre eh, cuidado. ¡Te ríes de tu madre, cuidado!", le repetía en varias ocasiones, exaltándose sobremanera.

"A mí no me faltes al respeto. Cuidado, tú", le espetaba el polemista, elevando todavía más el tono al ver mentada a su madre. "Frena, frena, que a mí nadie me dice nada ni se ríe de mí", sostenía María. "El respeto se lo faltas a quien tú quieras, ¡a mí no!", añadía Kiko, con María invitándole a marcharse del programa: "Pues ya sabes lo que tienes que hacer".

Así lo hacía él, levantándose de su asiento para abandonar el plató, no sin antes ponerle los puntos sobre las íes a su compañera: "Tú haces las bromas que a ti te da la gana, pero a ti no se te pueden hacer. A mi madre la dejas en paz, para empezar", le reiteraba mientras se marchaba de las instalaciones.

El programa proseguía sin él, con María Patiño tratando de calmarse. Cuando ya estaba más tranquila, la presentadora le pedía disculpas públicamente a través de las cámaras, ajena a que en ese preciso instante él estaba ya reincorporándose en el plató: "Me he pasado y te pido disculpas", le decía cara a cara. Él seguía igual de duro: "Vale, pero no las acepto".

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La periodista hacía oídos sordos, prosiguiendo con sus disculpas: "A mí lo que no me gusta es que nadie se descojone de mi trabajo cuando estoy intentando entender a una madre que apoya a su hija, como las amigas que apoyan a Anabel Pantoja. Yo si algo apoyo es a Anabel y a esta chica, porque creo que son víctimas de un mentiroso. Te pido disculpas porque creo que no te mereces mi manera de expresarme hacia ti, tanto en privado como en público".

"Yo no me descojono de ti, nunca me he descojonado de ti, ni en lo personal ni en lo profesional, es la manera que tengo de hacer televisión, de reírme de todo. Si tienes un complejo con que crees que la gente se ríe de ti, míratelo, porque yo no lo he hecho. Lo que has dicho de que ya sé lo que tengo que hacer, si yo te sobro me lo dices, me voy y no vuelvo", le respondía su compañero.

"No es verdad. He dicho eso, pero no lo siento. No siento que me sobres, todo lo contrario, a mí me sumas, y sobre todo a este programa. Yo soy una pieza más de este programa y, o estamos todos, o esto se va a la mierda. O a lo mejor la que sobro soy yo", exponía María, con Kiko mostrándose de acuerdo con ella: "Yo creo que lo que suma y enriquece es que tengamos diferentes opiniones, y por eso no hay que cagarse en la madre de nadie ni nada de eso".

"Totalmente de acuerdo, no me siento nada bien con mi actitud y creo que no he estado a la altura, ni personalmente ni profesionalmente, porque entre otras cosas no te lo mereces", sostenía Patiño, enterrando así el hacha de guerra. "Acepto las disculpas, pero si yo te sobrara y quisieras que no trabajara aquí, te ibas a joder, porque yo iba a trabajar aquí todos los días", sentenciaba Hernández, tirando de sorna para dar por zanjado el tenso encontronazo.