El revolucionario regreso de Salvador hace dudar a María Fernández en 'La Promesa'

El capítulo de ayer de la serie La Promesa dejó a sus seguidores en mitad de un tenso momento, justo cuando Lope estaba a punto de declarar su amor a María Fernández. La serie de las sobremesas de entre semana de La 1 de Televisión Española mantiene los sentimientos a flor de piel con la llegada de un personaje que todos en el palacio daban por muerto.

Se trata de Salvador, quien con su aparición andrajosa en las cocinas de La Promesa, ha interrumpido el diálogo que parecía entrelazar definitivamente a Lope con María. Sin embargo, el cocinero ha tenido que tragarse su discurso en presencia de su amigo. El chico ha conseguido regresar a palacio, desmintiendo con ello la teoría del ejército de que debía estar muerto.

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Eso sí, Salvador ha vuelto con un ojo menos, alegando haber vivido una auténtica pesadilla. "Me hirieron, me pegaron, me torturaron", ha comenzado a relatar a unos impactados Lope y María. Sus amigos le han dicho que primero debe recuperarse y ya les contaría todo por lo que ha tenido que pasar.

El chico desearía volver a su cama, pero Lope le ha contado que los marqueses cedieron sus aposentos a otro lacayo. Mauro ha decidido que hablará con Gregorio para intentar que readmita a Salvador en el servicio. "Qué alegría más grande, ¿no?", le ha preguntado Jana a María, a lo que la doncella ha respondido escuetamente.

Las dudas de María

María Fernández debería estar en una nube de alegría, pero lo cierto es que la chica ha entrado en una gran crisis existencial cuando por fin ha podido salir del asombro. La doncella se ha acostado sin hablar con su novio, y Jana le ha preguntado por qué está reaccionando así. María le ha dado la vuelta a la tortilla, y ha preferido fijarse en la tristeza de Jana por Manuel. La chica le ha contado a su amiga que su amado ha decidido no apostar por la clandestinidad que mantenían.

"Me hirieron, me pegaron, me torturaron", ha comenzado a relatar Salvador

Rómulo le ha presentado al viejo y nuevo lacayo, Salvador, a Gregorio, después de que Alonso le diese el visto bueno de que volviese a acogerlo. Gregorio se ha molestado por no haberle consultado antes. "Es a mí a quien debe rendir cuentas, no al señor Baeza", ha comentado el marido de Pía. El hombre lleva unos días molesto por las iniciativas propias de Rómulo, y también por la falta de tacto de Mauro al contar ante el servicio el suceso de la marquesa sin ningún tipo de respeto hacia la señora.

María Fernández ha evitado por todos los medios reconocerle a Jana que no siente por Salvador lo que debería sentir. La chica ha comentado que no está feliz, y no es que no se alegre de que haya vuelto. La doncella ya se había hecho a la idea de que había perdido para siempre a su novio, y ahora debe volver a cambiar la mentalidad de nuevo. Jana ha intentado consolarle con que volverán aflorar sus sentimientos con el tiempo, y le ha animado a hablar con él.

Catalina y Martina han bajado a las cocinas para darle la bienvenida a Salvador. El chico les ha contado que la mayor parte de su regimiento tuvo peor suerte que él. Salvador no puede dejar de pensar en esa guerra inútil e injusta, que no reconoce a sus verdaderos héroes. El chico piensa que es peor estar vivo, porque siente que una parte de sí mismo ha muerto. María está preocupada por no sentir lo mismo por Salvador, pero ¿será capaz el chico de amar de nuevo a la que era su novia?