Una inesperada carta podría cambiarlo todo (a peor) en 'La Promesa': ¿quién la envía?

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El personaje de Martina siempre ha recibido el apoyo incondicional de sus tíos, los marqueses Alonso y Cruz, en la serie La Promesa. Pero muy pronto, las cosas podrían cambiar (a peor) para la joven prima de los Luján en la ficción de época que La 1 de Televisión Española emite de lunes a viernes a las 16:30 horas.

En episodios anteriores, Martina había llegado a escaparse por la noche de sus aposentos para irse a beber una botella de coñac al leñero. Con ello, no solo dejó en una angustiosa búsqueda a toda su familia y al servicio durante toda la noche, sino que también dejó en la estacada a Curro, con quien había quedado en el hangar para fugarse de allí y contraer matrimonio.

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Al regresar, Martina dio la cara contra sus padres, y les acusó de querer casarla con don Antonio de Carvajal y Cifuentes solo por el hecho de que les venía bien a ellos, económica y socialmente. Con sus últimos actos de rebeldía, Alonso ha tenido que revisar su fe por su sobrina.

Martina, ¿convertida a monja?

En el episodio de este lunes, Cruz le ha contado a Petra lo sucedido con Martina, y se ha sincerado diciendo que si fuese hija suya, ya la hubiese enviado a un convento de clausura. También ha confesado que estaba harta de la familia de invitados, y que estaba deseando que se marchasen de una vez de La Promesa. “Mi cuñada no es ni será nunca una señora distinguida”, ha pensado sobre Margarita, horrorizada de que quiera ser emparentada con la Casa Real.

Cruz ha contado que si Martina fuese su hija, la hubiese enviado a un convento

Por su parte, Margarita se ha preguntado qué han hecho mal con su hija. "Casí preferiría que no hubiese vuelto", ha comentado con Fernando al recordar lo borracha que la encontraron. Fernando ha admitido que llegados a este punto, quizás lo mejor era ingresarla en el Convento de la Reencarnación, donde las monjas le amoldarían el carácter, pero la madre ha pensado que eso sería darle la razón a Cruz. "Si la marquesa ha podido influir tanto en nuestra hija, nosotros también podremos", ha meditado Margarita.

Las dudas de Alonso

Cruz ha encontrado a Alonso en la biblioteca y le ha invitado a irse a la cama. Alonso ha reconocido que estaba inquieto con su hermano y su cuñada: "No sé si estamos siendo justos con ellos". Cruz piensa que les están alimentando como unos parásitos, y el marqués ha añadido que quizás estén interfiriendo demasiado en cómo quieren educar a su hija: "Creo que el asunto de Martina se nos está yendo de las manos", ha comenzado a explicar el marqués.

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"Yo no puedo pedir a mi hermano que no case a su hija por interés cuando hemos hecho lo mismo con Tomás y Manuel", ha reflexionado Alonso. Cruz ha defendido que no era exactamente lo mismo, pues su hermano y él no comparten las mismas responsabilidades "ni por asomo": él es marqués y su hermano no es nada.

Alonso ha protestado, con cierto sentido: "Él tiene que velar por el apellido si piensa que está siendo arrastrado por el barro". Más tarde, durante la cena, Rómulo ha interrumpido la cháchara al traer a Alonso una inesperada carta que llegaba con el sello de la Casa Real.

Alonso ha comenzado a leer la misiva en silencio, ante el resto de los expectantes comensales. Margarita ya ha comenzado a relamerse los labios, sospechando quién es el remitente. Cruz le ha pedido a su marido que leyese la carta en voz alta de una vez. ¿Qué querrá contar a los Luján don Antonio de Carvajal y Cifuentes en su carta?