Prueba de fuego en 'La Promesa': Petra tantea la confianza de Feliciano con otro engaño

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No hace apenas ni 48 horas que Petra ha regresado a la planta del servicio de La Promesa, y ya vuelve a estar en el punto de mira de sus compañeros y bajo las perversas directrices de su señora, la marquesa de Luján. Hay cosas que no cambian, y aunque en el episodio anterior de la serie de sobremesa que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 horas, Petra pidió disculpas a Pía por el daño que le hizo con el secuestro de su bebé, a partir del episodio de este miércoles, la sirvienta podría volver a las andadas.

Esta vez, sus acciones han tenido como justificación la empresa que Catalina y don Pelayo, el conde Añil, están construyendo con la fabricación de mermeladas que posteriormente venden a los aldeanos de Luján. La marquesa ya dio su opinión en episodios previos sobre lo mal que le parecía aquel propósito, pues dejaba a los Luján una imagen de necesitados.

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Alonso, por su parte, opinaba justamente lo contrario: su objetivo era velar por la prosperidad de la comunidad, y un negocio así solo podría traer buenas noticias. En el capítulo de este jueves, Catalina cogía de las manos a Pelayo, cuando este le ha comunicado que había encontrado un potente cliente interesado en las mermeladas: un hotel de Madrid. El chico, por otro lado, ha temido que no estuviesen preparados para un pedido tan grande, pero Catalina se ha visto decidida a ocuparse de ello.

Las preocupaciones de Lope

Teresa ha acudido al encuentro de Feliciano, quien celebraba la aparente vuelta a la calma entre Pía y Petra. El chico esperaba que su hermana tuviese mejor trato con el servicio, pero Teresa le ha dicho que creía en él, pero no en ella. Feliciano ha defendido a su hermana ante su enamorada, pero la criada no ha dado su brazo a torcer: "no le debes nada", le ha dicho al chico, pues piensa que no le hace ningún bien. "Creo que lo mejor es que te alejes de ella", ha expresado la chica, "si vuelves a arrastrarte con ella no nos pidas que te entendamos".

Teresa, a Feliciano: "si vuelves a arrastrarte no nos pidas que te entendamos"

Lope se ha ofrecido a rendir lo máximo posible para gestionar el gran encargo con las aldeanas, pero Pelayo ha observado que, de esa manera, el chico apenas podría llegar a tiempo a sus nuevas funciones como lacayo. Al escuchar esto, Catalina le ha insinuado a su nuevo amigo que podría prescindir de la ayuda de cámara del chico. "¿Acaso no sabe hacerse las cosas por sí mismo?", le ha retado la hija de Alonso. Pelayo ha liberado a Lope de su ayuda, y Catalina ha pensado que al final Cruz les había hecho un favor al liberar a Lope de los fogones.

Lope ha comentado sus nervios sobre las cosas que podrían salir mal con el pedido, cuando Petra escuchaba a escondidas tras la puerta de la cocina. "No podemos fallar ante el primer encargo", ha anunciado el ex cocinero, alegando que aquella primera iniciativa sería su carta de presentación.

Cruz y Petra, de vuelta a las andadas

Pelayo y Catalina han acudido sonrientes a desayunar, y la marquesa le ha preguntado al invitado qué tal le iba con el nuevo lacayo, Lope, pues apenas lo veía por los pasillos. Alonso ha preguntado por su negocio, y Catalina ha anunciado que ya tenían un primer gran pedido, que podría convertirse en un cliente habitual.

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"Mi más sincera enhorabuena", ha expresado el marqués con júbilo. "Y la mía", ha tenido que añadir Cruz por obligación. La marquesa ha contado, en privado, a Petra, su preocupación por convertirse en el hazmerreír de la nobleza con semejante negocio, y la criada le ha animado a terminar con ello. "Quizás no esté todo perdido", ha dejado caer la doncella.

Petra le ha contado a Cruz las preocupaciones de Lope de que las mujeres del pueblo no fuesen capaces de elaborar las mermeladas, pues de ello dependía que el negocio se fuese al traste o no. "Y eso sería una pena, ¿verdad, señora?", ha preguntado Petra con malicia. "Una pena terrible", ha contestado Cruz, sonriente. ¿Qué estarán maquinando para derrotar a Catalina y Pelayo en esta batalla?

En una última secuencia, Petra ha detenido a Feliciano, quien se marchaba apresurado a hacer el pedido de botes de cristal a la fábrica de Villalquino, por orden de don Pelayo. Petra le ha insistido en que ya se ocuparía de eso ella misma, pues debía marchar también al pueblo. La doncella le ha pedido las anotaciones que Feliciano llevaba apuntadas, pero el chico ha dudado en dárselas. "¿Qué ocurre, Feliciano, que no te fías de mí?", ha puesto a prueba Petra a su hermano. ¿Volverá a caer el lacayo en la trampa, como pasó con el secuestro del bebé de Pía?