Un nuevo gestor de 'La Promesa' podría surgir si Pelayo cumple con el sucio plan de Cruz

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Hacía tiempo que los espectadores de La Promesa se preguntaban por una posible trama amorosa para el personaje de Catalina. La serie que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 no había explorado los terrenos de flirteo de la chica emprendedora, pero eso quedó atrás desde la llegada de don Pelayo, el conde de Añil. El episodio de este miércoles ha desvelado el verdadero motivo de su visita.

Si recordamos, el conde busco cobijo en La Promesa después de sufrir graves pérdidas familiares. Alonso se lo brindó de buen grado, aunque Cruz no entendía demasiado por qué su marido se comportaba como el propietario de un hostal. A su llegada, don Pelayo estrechó lazos enseguida con Catalina, de quien descubrió que llevaba las pequeñas ventas de la mermelada de Lope en secreto.

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El conde, visionario y emprendedor, convenció a Catalina para llevar el negocio al siguiente escalón, y buscó un potente cliente que pidió una enorme cantidad de tarros. Aunque Cruz y Petra intentaron aguarles la fiesta, Pelayo y Catalina consiguieron reunir todo el producto y enviarlo a Madrid, mientras que parecía que entre ellos surgía algo más que una amistad.

Algo ronda por la mente de Pelayo

En el episodio de este miércoles, a Catalina le ha parecido que Pelayo tenía un semblante serio cuando ha pedido a los cocineros y a ella que se reuniesen. El joven ha anunciado que las mermeladas han llegado a tiempo a Madrid. "Usted a mí no me engaña", le ha dicho la hermana de Manuel, quien ha leído en los ojos del chico su tristeza.

Pelayo ha confesado que estaba alicaído porque se acercaba la fecha del aniversario de la muerte de sus padres. Catalina le ha dicho que podía contar con ella, y el conde le ha expresado que ya le estaba ayudando.

Cruz ha arremetido contra Catalina diciéndole que es una "solterona"

Cruz está enfadada con Catalina por interrumpir la firma de Margarita sobre el contrato trampa que la marquesa y Lorenzo elaboraron. "Es solo imaginarla y es que me enciendo por dentro", ha pensado la marquesa ante Petra. La doncella ha intentado consolarla diciéndole que seguro que su negocio de mermeladas no llegaría a buen puerto, pero eso ha recordado a Cruz que la criada falló cuando intentó sabotear el pedido de botes de cristal.

"No voy a permitir un segundo error", ha expresado firmemente la marquesa. "A menos que canta un gallo, esas mujeres les van a pedir más dinero", ha pensado la perversa señora sobre las vecinas de Luján que ayudaron a preparar la receta.

La "solterona", en peligro

Catalina le ha dado a probar una nueva mermelada a Pelayo. Martina ha aparecido quejándose de la insistencia de Margarita porque vaya a las fiestas de la alta sociedad y encuentre un marido. Cruz ha escuchado la conversación, y ha decidido unirse, dejándole caer a Catalina de que ella debería hacer lo mismo. "La más rápida en la pesca se llevará al mejor pretendiente", ha bromeado la marquesa, alegando que todo en esta vida era una competición, y que ya le tocaba a Catalina buscarse un marido "de altura".

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La muchacha se ha defendido declarando que ella era una mujer liberada, y Cruz ha arremetido que como se llamaba a ese tipo de mujer en realidad era “solterona”. Martina se ha llevado a Catalina del turbio ambiente del salón, y han quedado solos, Pelayo y la marquesa. El conde le ha dado a probar a Cruz la mermelada, y la mujer ha expresado que estaba francamente deliciosa, aunque esperaba que Pelayo le guardase el secreto de su opinión.

"No es el primer secreto que le guardo", le ha recordado Pelayo. "Ha llegado el momento de hablar de eso", ha destapado Cruz, haciendo ver que tenía alguna clase de vínculo con el chico. La marquesa le ha preguntado al conde cuándo cumpliría con su parte del acuerdo: "Quedamos en que se llevaría a Catalina".

Pelayo le ha pedido más tiempo a Cruz para poder cumplir con su propósito, pero la marquesa ha empezado a hartarse: "Mi paciencia tiene un límite y está empezando a agotarse". Con Catalina fuera de La Promesa, a Manuel no le quedaría otro remedio que ser él quien se encargase de la administración de la finca, como heredero de Luján. ¿Qué sucio plan tiene Pelayo para distraer a Catalina?