¿Quién podría evitar que Martina pisase la cárcel? Reacciones a las oscuras intenciones de Ayala en 'La Promesa'

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Las diferentes teorías sobre quién pudo envenenar al conde de Ayala en la serie La Promesa se van cruzando por todo lo ancho de las redes sociales. Sin embargo, en la ficción de época que La 1 de Televisión Española emite entre semana a las 17:30 horas, todas las miradas van dirigidas a la única sospechosa: Martina. En el episodio de este lunes, el insolente Ignacio ha estado decidido a hacerle pagar a la muchacha con creces. ¿Pero hasta qué punto no forma parte de un miserable plan para deshacerse de ella?

En el episodio anterior del melodrama protagonizado por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre otros intérpretes, Catalina decidió abandonar el hangar de una vez por todas, con el fin de tenderle una mano a su prima Martina. Nada más entrar por la puerta, se encaró con Cruz, quien, en el capítulo de hoy, le ha dicho que podía volverse por donde había venido, pues La Promesa estaba en paz sin ella.

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Catalina ha opinado distinto: no era la paz lo que reinaba, según veía cómo estaban las cosas con Martina. Alonso ha encontrado a su hija también, y la ha recibido optimista, aunque ya ha denotado que su esposa y ella se habían enzarzado en una discusión desde el primer minuto. "Tenemos que hacer algo por ella, como sea", ha pedido Catalina sobre Martina. El marqués ha hecho un llamamiento a la unidad entre los miembros de la familia para demostrar la inocencia de la prima de los Luján, y Catalina ha prometido que no se enzarzaría en otra discusión, "por ahora". La administradora ha ofrecido una tregua a Cruz, hasta que aquel problema se resolviese.

En la habitación de Martina, la chica abrazaba a Catalina en su reencuentro. "Lo mío no sé cuándo se va a resolver, ni cómo", ha explicado la hija de Margarita, contando que hasta le parecía que los criados le miraban mal. Martina también ha explicado que tenía la sensación de que el conde iba a hacer algo para perjudicarla todavía más, y no sabía qué era. Pero Catalina ha intentado consolarla, diciendo que demostrarían que era inocente. ¿Cómo lo harían?

¿De dónde venía la cicuta?

Alonso ha preguntado a Margarita cómo se encontraba Ayala, y la cuñada le ha contado que, aunque se recuperase, iba a estar preocupada por Martina. "Si Ayala sigue acusándola, vamos a tener problemas muy graves", ha dicho la madre, quien ha admitido que se encontraba entre dos aguas. En ese momento, Ignacio ha aparecido por el salón, quien había decidido levantarse de la cama. El noble ha comentado que seguía con dolores estomacales y de cabeza, pero no sabía si se debían a la preocupación de saber que convivía con la persona que le había querido matar.

Alonso le ha pedido que fuese con tiento con respecto al tema, e Ignacio ha gritado que aquella chica le odiaba con todas sus fuerzas. "Solo quiero justicia, ¿es tanto pedir?", ha preguntado Ayala. Más tarde, en el desayuno, María Antonia ha alcanzado a Catalina, y ha fingido que se alegraba de verla. Pero Catalina ha admitido que le hacía la misma ilusión verla a ella que a su amiga Cruz, y que no debían gastar energías en simular lo que no había. ¿Por qué le tiene tirria Catalina a María Antonia?

Ayala: "No puedo permitir que quien ha intentado asesinarme quede impune"

Hablando con Tadeo, Catalina ha tanteado cómo de fácil era conseguir un frasco de cicuta en el boticario de Luján. El capataz ha admitido que a aquel boticario le encantaba el dinero, y era capaz de vender cualquier cosa. ¿Se habría adqurido allí mismo la que envenenó a Ayala?

Virtudes, más cerca de su hijo

Salvador ha avisado a María Fernández de la reincorporación de Lope a las cocinas. Por el ventanuco del patio, Santos ha invitado a la pareja a acompañarle a él y a Vera a la verbena. "Si venís, Vera no va a poder seguir negándose", ha comentado el lacayo. Antes de poder rechazar la oferta, Pellicer ya contaba con ellos para efectuar el plan.

María Fernández le ha contado a Jana que marchaban a la fiesta, pese a las pocas ganas que tenía de compartir tiempo con Santos. Mientras tanto, en las cocinas, Candela ha dicho a Simona y Virtudes que se marchaba "a hacer unas gestiones", para conseguir que le devolviesen el hijo a Virtudes. La cocinera ha asegurado que, si salía bien su misión, Adolfito volvería para siempre a los brazos de su madre.

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Unas horas después, Candela ha regresado, y ha contado que había hablado con don Fermín, el cura del pueblo. El eclesiástico le ha ofrecido a Virtudes un trabajo que le facilitaría estar cerca de su hijo, y convivir con él, como no sucedería en La Promesa: cuidar de aquel hombre y vivir en su casa. ¿Abandonará Virtudes el palacio?

Al día siguiente, Santos ha reprochado a Vera que le rehuyese en todo momento durante la velada de anoche, y ella le ha preguntado por qué se sorprendía, pues sabía muy bien qué había entre ellos dos. Santos ha recordado a su "duquesita" que él tenía la sartén cogida por el mango, y Vera se ha encarado a él, diciéndole que podría manipularla, pero nunca gobernar sus sentimientos: "No pienso darte más de lo que ya hay".

Ayala pasa a la acción

Por la noche, en el salón, Martina ha querido hablarle a su familia, e insistirles que ella no había envenenado al conde. Cruz ha dicho que aquello era evidente, y que Ignacio desvariaba acusándola. Alonso ha dicho que contaba con el apoyo de casi todos los allí presentes, y Martina ha cuestionado de qué serviría eso si Ayala decía hundirla socialmente.

Detrás de ella, Ignacio ha aparecido anunciando que había tomado una decisión. Pese a las sugerencias de Alonso de llevar el caso en la intimidad, al conde le daba igual provocar un escándalo. "No tengo más remedio: si no hago algo, jamás se sabrá qué ha pasado aquí", ha opinado el hombre, "no puedo permitir que quien ha intentado asesinarme quede impune".

Con esto, el conde ha informado de que pensaba dejar el asunto en manos de la Guardia Civil. Martina ha mirado incrédula, y ha contemplado la posibilidad de verse encarcelada. Margarita ha abrazado fuerte a su hija. ¿Quién podría impedir que Martina acabase en el calabozo? ¿Será Catalina, con sus pesquisas sobre el origen del veneno? ¿O será Cruz, con sus amenazas al que un día fuera su mejor amigo?