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Ayala impone una cruel alternativa a la cárcel para Martina en 'La Promesa': ¿acabará como Jimena?
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CONTIENE 'SPOILERS'

Ayala impone una cruel alternativa a la cárcel para Martina en 'La Promesa': ¿acabará como Jimena?

Catalina ha estado más cerca de descubrir quién ha podido envenenar al conde en el episodio de hoy de la serie de TVE, y Petra se ha mosqueado por los secretos del servicio

Foto: El futuro de Martina está pendiendo de un hilo, desde el capítulo de este martes de 'La Promesa'. (RTVE)
El futuro de Martina está pendiendo de un hilo, desde el capítulo de este martes de 'La Promesa'. (RTVE)

Los habitantes del palacete cordobés de Luján, en la serie La Promesa, se quedaron impresionados ante el anuncio del conde de Ayala: se había propuesto llevar a Martina hasta la mismísima Guardia Civil, para esclarecer si fue la culpable de su envenenamiento. Pero tras las presiones de los seres queridos de la muchacha, en el capítulo de este martes de la ficción de La 1 de Televisión Española, emitido a las 16:45 horas, Ignacio ha propuesto otra idea, igual o peor que la anterior.

El episodio del melodrama protagonizado por Ana Garcés, Arturo García Sancho y Eva Martín, entre otros intérpretes, ha comenzado cuando Margarita ha cogido por banda a su amante, para pedirle explicaciones. Ignacio ha comentado que no le quedaba otro remedio que pedirle a la benemérita que investigase quién lo había envenenado, y le ha pedido a Margarita que se pusiera en su lugar: su vida había estado en juego. Viendo que no podría hacer cambiar de idea al noble, Margarita le ha dicho que hiciese lo que considerase, pero que si Martina llegaba a ser acusada, él y ella "jamás" volverían a estar juntos.

Foto: Imagen de William Levy y Maggie Civantos, protagonistas de la película 'Bajo un volcán' (Secuoya Studios)

Cruz ha acudido al encuentro de Catalina, pensando que Alonso se encontraba con ella. La hija había estado hablando con el padre de lo sorprendente que le parecía que su madrastra y el conde de Ayala hubiesen pasado de la amistad al odio máximo. La marquesa ha dicho que las visitas duraban tres días frescas, como el pescado, y después comenzaban a oler. "Eso es justo lo que pensé cuando usted llegó a esta casa", ha arremetido Catalina.

La joven ha cuestionado la relación entre la marquesa y el que fuese su amigo, porque sospechaba que había tenido algo que ver con el envenenamiento de Ignacio. Cruz ha esperado que Catalina no quisiera decir lo que verdaderamente se proponía, y le ha amenazado con volver a poner en entredicho su cordura.

Cruz ha advertido a Ayala que, si perjudicaba a su sobrina, le perjudicaba a ella

Con Martina, Catalina ha proseguido sus pesquisas. La prima le ha contado que, a ojos de las autoridades, iba a parecer culpable por haberse encontrado el frasco de cicuta en su dormitorio. La hermana de Manuel le ha preguntado a su prima qué hizo cuando marchó al boticario, y ella ha respondido que, en realidad, había ido a Luján para enviarle una carta a Curro. Solo pasó por el boticario para guardar las apariencias, y compró pastillas mentoladas. Catalina le ha pedido el bote de pastillas, y que pensase con quién habló y quién pudo verla aquel día.

Cruz pudo casarse con Ayala

María Antonia ha perseguido a Alonso por la biblioteca para que colaborase con unos amigos suyos que querían iniciar una fundación. Pero el marqués ha rehuido estar cerca de la noble, y se ha marchado. Cruz ha acudido después, y le ha contado a María Antonia que Catalina había insinuado que ella había envenenado a Ayala. La amiga de la marquesa se lo ha preguntado para cerciorarse que no había sido así, y Cruz ha acabado también ofendida por quien menos esperaba.

Cruz ha admitido a Ignacio que temió por su vida cuando sufrió el ahogamiento: pensó si hizo bien rechazándole, para casarse con Alonso. "Hace mucho de eso", ha contestado el conde. Los enemigos han recordado cómo llegaron a conocerse, cuando sus familias entraron en contacto en la época en la que Cruz regresó de Cuba. Ella ya solo tenía ojos para Alonso, pero su padre le pidió que siguiera teniendo cura de Ignacio, pues era como de la familia.

Foto: Elia Galera, en la premiere de la serie 'Zorro'. (EFE)

Ayala ha pedido a Cruz que fuese al grano con toda aquella historia, y la marquesa le ha pedido que no sometiese a la familia a un nuevo escándalo: "Martina puede ser todo lo que tú quieras, pero no es una asesina". Cruz ha advertido que, si perjudicaba a su sobrina, le perjudicaba a ella, y si eso pasaba, pondría todo su empeño en destruirle.

Petra, ninguneada

Jana se dirigía a visitar de nuevo a Pía, y Rómulo le ha preguntado si acaso no iba poco cargada. La sirvienta le ha contestado que no podía llevar demasiadas viandas y ropa por no levantar sospechas: hasta María Fernández había encontrado raro que su amiga se marchase al pueblo, según sus excusas. También Petra ha detenido a Jana antes de marcharse, y le ha pedido a Rómulo estar al tanto de los movimientos de la chica para que no reinase el caos en el servicio. El mayordomo ha defendido a Jana, diciendo que se iba a hacer un recado para él.

A Petra le daba la sensación que todo el mundo la tomaba por el pito del sereno. Virtudes ha explicado que ella también se marchaba porque tenía la tarde libre, según el cuadrante. El ama de llaves ha expresado su enfado a Santos: "Aquí todo son secretos y cuchicheos a mis espaldas". Santos le ha explicado que la marcha de Virtudes era un secreto a voces: iba a casa de sus suegros, a recuperar a su hijo, que no estaba muerto.

El conde de Ayala ha anunciado que había reconsiderado su decisión

Jana ha llegado al encuentro de Pía en la cueva, y se ha dado cuenta de que estaba inconsciente. La señora Adarre se encontraba en un estado crítico. Cuando se ha recompuesto, Pía ha dicho que ha pasado días muy duros, y que se había sentido enferma. La mujer ha preguntado si se sabía algo de Gregorio, y se ha preguntado dónde podía estar escondido. Si el ex mayordomo se enteraba de la supuesta muerte de Pía y acudía al cementerio, el sepulturero informaría a Jana y Rómulo, pues estaba conchabado con ellos.

¿Directa al manicomio?

Catalina ha bajado a las cocinas para preguntar si alguien del servicio podía conocer qué tipo de enemigos se la tenían jurada a Ayala. María Fernández no ha dudado ni un segundo en llamar a Petra. Catalina le ha recordado que ella llevaba la correspondencia del noble, y le ha preguntado si sabía quién podría desear acabar con su vida. Petra, por su parte, parecía que tenía algo que decir. ¿No habrá sido ella, quien haya podido envenenarlo? ¿Sugerirá que Cruz haya tenido algo que ver?

Una planta más arriba, el conde aprovechaba que los Luján estaban cenando para anunciar que había reconsiderado su decisión, pues no se tenía por una mala persona. Pero seguía queriendo descubrir la verdad, y hasta que ello sucediera, lo mejor sería que Martina estuviese atendida, y sobre todo, controlada, en un sanatorio. Si recordamos, Jimena regresó con secuelas físicas de una de aquellas instituciones. ¿Permitirán los marqueses y Margarita que eso suceda? Ahora Catalina trabaja a contrarreloj para salvar a su prima.

Los habitantes del palacete cordobés de Luján, en la serie La Promesa, se quedaron impresionados ante el anuncio del conde de Ayala: se había propuesto llevar a Martina hasta la mismísima Guardia Civil, para esclarecer si fue la culpable de su envenenamiento. Pero tras las presiones de los seres queridos de la muchacha, en el capítulo de este martes de la ficción de La 1 de Televisión Española, emitido a las 16:45 horas, Ignacio ha propuesto otra idea, igual o peor que la anterior.

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