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Los cuatro lugares de Italia en los que disfrutar de la auténtica 'dolce vita'
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Los cuatro lugares de Italia en los que disfrutar de la auténtica 'dolce vita'

Seguramente sea uno de los países más retratados por el cine, la literatura o el arte, sin embargo, no vas a saber cómo es realmente y todo lo que ofrece hasta que no la visites

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Existe una Italia exuberante que creemos conocer. Las películas nos bombardean con su belleza dejando una clara (o eso creemos) imagen en nuestra retina. Sin embargo, se trata de una postal que esconde muchos más tesoros en su interior. Si lo que quieres es desprenderte de tópicos y conocer de primera mano la ‘dolce vita’ italiana, prepárate para gastar la suela de tus zapatos y recorrer miles de kilómetros en un destino tan grande como variado. Un equilibrio entre historia, ocio, descanso y gastronomía, entre otros muchos placeres de la vida, que configura un viaje a Italia único e impredecible. Te sorprenderás al doblar cualquier esquina, al superar una montaña o frente a las aguas azules de alguna de sus playas.

La ciudad eterna

Roma. (Shutterstock)

De la amada Roma (eterna, sí, pero también romántica y fascinante) a la Venecia de ensueño, pasando por la joya de la Toscana, Florencia o la elegancia de Milán. Los destinos clásicos acaparan casi toda la atención del viajero que se lanza a tener un primer contacto con la ‘bota’ europea a través de circuitos por Italia. Su capital sigue siendo un museo vivo de la belleza, el poder y la historia. Los escenarios más típicos se superponen en una ciudad bulliciosa y con una vida intensa: la cúpula de San Pedro dominando el horizonte, el Foro Romano que se abre ante el viajero como un libro de historia, sus iglesias, sus plazas, o su imponente Castillo de Sant'Angelo sobre la orilla del río Tíber.

La Spezia y sus ‘Cinque Terre’

La Spezia. (Shutterstock)

La agencia de viajes Pangea recomienda visita el Golfo de los Poetas, la evocadora región del norte de Italia donde confluyen las verdes montañas con el agua cristalina del mar. La Spezia, como así se llama la provincia que acoge este precioso tramo de la Riviera italiana, se abre ante los ojos del viajero como un espectáculo de pueblos suspendidos en las rocas, cuyas casas abren sus ventanas a la exuberancia de la naturaleza. Entre ellos destacan cinco villas singulares, sus ‘Cinque Terre’, que la Unesco ha protegido con la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad. Son Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare. Pueblos detenidos en el tiempo que han sabido conservar su esencia y que, pese al turismo, mantienen intacto su cautivador estilo de vida.

Hemingway y los lagos del norte

Lago Como. (Shutterstock)

El norte de Italia tiene una relación muy particular con el agua. En la vertiente sur de Los Alpes se extiende la zona de los grandes lagos, rodeada de cumbres nevadas y pueblos con tanto encanto que enamoraron a Hemingway. En uno de ellos, el Maggiore, el Nobel de Literatura ambientó el final de su novela ‘Adiós a las armas’, un relato de amor entre un soldado de la Primera Guerra Mundial y una enfermera. Este es uno de los lagos más espectaculares, por tener en mitad de sus aguas el Palacio Borromeo, del siglo XVII, rodeado de inmensos jardines que, aún hoy, recuerdan las lujosas vacaciones que las familias nobiliarias pasaban allí.

Muy cerca se encuentra el lago alpino de Orta, que ofrece una bonita panorámica del pueblo medieval de San Giulio. Más famoso, aunque menos conocido, es el pintoresco lago Como, que la prensa del corazón ha puesto en boga tras convertirse en el paraíso de estrellas de cine como George Clooney. Para llegar a ellos, lo más cómodo es hacerlo por carretera desde Turín o Milán.

La costa amalfitana y Pompeya

Positano. (Shutterstock)

Otro de los puntos idílicos de Italia se abre al mar Tirreno en el Golfo de Salerno, muy cerca de Nápoles. La costa amalfitana se configura como una balconada de los montes Lattari que contrastan con el intenso azul de sus aguas. Valles salpicados de calas y playas a las que los viñedos y los olivares ponen su contrapunto verde.

El resultado es un paisaje que, como en otros puntos del país, la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad. Al margen de Positano, Amalfi y Ravello, los destinos turísticos más visitados, Vietri Sul Mare es uno de los pueblos con más encanto de esta costa, con su particular arquitectura y tejados cubiertos de cerámica. Entre ellos, destaca la cúpula amarilla y azul de la iglesia de San Giovanni Battista.

Otros pueblecitos, aún más pequeños, como Cetara y Maiori, cuyas vidas giran en torno a la pesca, lucen algunas de las mejores playas de arena fina. De camino a Amalfi, para disfrutar de una gran panorámica de esta costa, lo mejor es que reserves un momento y te detengas en Capo d'Orso. Muy cerca se encuentra la abadía de Santa María de Olearia, excavada en la roca en el siglo X.

En la punta más occidental del golfo se encuentra Sorrento. La conocida como ‘ciudad de los jardines de cítricos’ por la cantidad de naranjos que hay en ella, está literalmente suspendida entre acantilados que abrazan el mar. Es el punto de partida ideal para realizar una excursión de un día a la isla o a los fascinantes yacimientos arqueológicos de Pompeya y Herculano.

Existe una Italia exuberante que creemos conocer. Las películas nos bombardean con su belleza dejando una clara (o eso creemos) imagen en nuestra retina. Sin embargo, se trata de una postal que esconde muchos más tesoros en su interior. Si lo que quieres es desprenderte de tópicos y conocer de primera mano la ‘dolce vita’ italiana, prepárate para gastar la suela de tus zapatos y recorrer miles de kilómetros en un destino tan grande como variado. Un equilibrio entre historia, ocio, descanso y gastronomía, entre otros muchos placeres de la vida, que configura un viaje a Italia único e impredecible. Te sorprenderás al doblar cualquier esquina, al superar una montaña o frente a las aguas azules de alguna de sus playas.

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