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Lloret de Mar es conocido por su ambiente turístico, pero esconde una esencia marinera que perdura con el paso del tiempo. Entre sus tradiciones más antiguas y queridas se encuentra la celebración en honor a Santa Cristina, patrona del lugar. Cada 24 de julio, durante la Fiesta Mayor, se lleva a cabo una procesión marítima que traslada las reliquias de la santa desde la Playa Gran hasta la playa de Santa Cristina, donde se erige la histórica ermita del mismo nombre.

A los pies de esta ermita, enclavada en un acantilado con vistas panorámicas impresionantes, se encuentra la playa de Santa Cristina, una cala que ha mantenido su belleza natural y su tranquilidad, a pesar del auge turístico de la región. Este paraje no solo destaca por su valor espiritual y cultural, sino también por haber sido inmortalizado por el famoso pintor Joaquín Sorolla. En 1915, el artista valenciano plasmó en un lienzo la majestuosa vista de Santa Cristina, con sus pinos mediterráneos, escollos iluminados por el sol y el mar de tonalidades azul verdoso, una escena que describió como "algo griego y estupendo".

La playa de Santa Cristina y la pequeña cala de Treumal, situada justo al lado, ofrecen un refugio perfecto para quienes buscan escapar del bullicio. Rodeadas de una espesa vegetación y sin construcciones a la vista, estas playas conservan un ambiente prístino y relajado. Treumal, en particular, con su acceso limitado y su protección natural contra los vientos fuertes, es ideal para disfrutar de un día en familia, aunque es recomendable estar atento a la pendiente pronunciada al entrar al agua.

El emplazamiento privilegiado de Santa Cristina, entre dos grandes cerros, la resguarda de los vientos y las olas, manteniendo sus aguas en una calma constante. Esta playa tranquila y familiar es una de las más queridas por los lloretenses. Se accede desde el aparcamiento de la Ermita de Santa Cristina, que da nombre a la playa.

La bajada que se encuentra a la izquierda de la ermita lleva directamente a la playa. Este sendero de arena, rodeado por sombras de árboles y acompañado por los sonidos de los pájaros y el agua, es solo un anticipo de la belleza que espera más adelante. Con una longitud de 450 metros y una anchura de 40 metros, la playa de Santa Cristina ofrece arena fina y una pendiente del 10%, haciendo de este lugar un destino ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza.

Así, Santa Cristina no solo es un testimonio de la rica herencia marinera de Lloret de Mar, sino también un destino que invita a conectar con la naturaleza y el arte. Este verano, visitar esta cala no solo será un deleite para los sentidos, sino también una oportunidad para revivir la misma inspiración que llevó a Sorolla a crear una de sus obras maestras.