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Ni Illa Roja ni Cala Estreta: la playa de la Costa Brava con uno de los pocos arenales vírgenes de la zona
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Ni Illa Roja ni Cala Estreta: la playa de la Costa Brava con uno de los pocos arenales vírgenes de la zona

Disfruta este verano de aguas cristalinas rodeadas de vegetación y arena dorada mientras te das un baño en el Mediterráneo en un ambiente natural que ha mantenido su esencia

Foto: Playa del Castell. (Costa Brava, Pirineu de Girona)
Playa del Castell. (Costa Brava, Pirineu de Girona)

Un rincón casi mágico de la Costa Brava se ha mantenido intacto gracias a la determinación de sus habitantes. Este enclave, de espectacular belleza y valor histórico, es uno de los pocos arenales vírgenes que aún resisten en la región catalana.

Se trata de una playa con una longitud de 375 metros y una anchura de 40 metros, abrazada por frondosos pinos y bañada por aguas cristalinas. Su arena dorada, su forma de media luna y la poca profundidad de sus aguas la convierten en un lugar ideal para familias y amantes de la naturaleza. Además, cuenta con servicios como chiringuitos, lavabos, alquiler de hamacas y sombrillas, así como accesos adaptados para personas con movilidad reducida.

El destino de esta playa podría haber sido muy distinto si no hubiera sido por el compromiso de los vecinos del municipio de Palamós. En junio de 1994, a través de un referéndum popular, los residentes votaron en contra de un proyecto urbanístico que pretendía transformar esta joya natural de la cala de Castell con un campo de golf y una urbanización de viviendas. Gracias a esta decisión, hoy en día es posible disfrutar de un paisaje prácticamente inalterado.

Una característica singular de este lugar es su conexión con la historia y la cultura. En uno de los salientes rocosos que dominan la playa, se encuentran las estructuras restauradas de un antiguo poblado ibérico que data del siglo VI a.C. Este yacimiento arqueológico añade un valor adicional a la experiencia de los visitantes, permitiéndoles un viaje al pasado mientras disfrutan de la belleza natural del entorno.

Foto: El Cap de Creus en el Alt Empordá. (Costa Brava, Pirineu de Girona)

Continuando por el sendero que lleva al yacimiento, se puede llegar a otra cala igualmente fascinante, la Cala de la Foradada, cuyas aguas transparentes la hacen muy popular entre los aficionados al submarinismo.

La playa de Castell también tiene un vínculo especial con el célebre pintor surrealista Salvador Dalí, quien frecuentaba la zona en compañía de su esposa Gala y otros artistas. Una fotografía famosa muestra al joven Dalí sin su característico bigote, disfrutando de un verano eterno en este entorno privilegiado.

Acceder a este paraíso requiere una breve caminata desde un aparcamiento situado a 200 metros de la playa. El camino, que atraviesa un bosque y sigue el curso del canal del Aubi, contribuye a la sensación de estar adentrándose en un santuario natural.

La conservación de este enclave no solo es un triunfo para los vecinos de Palamós, sino también para todos los amantes de la naturaleza que pueden disfrutar de uno de los últimos arenales vírgenes de la Costa Brava. Su preservación es un recordatorio de la importancia de proteger nuestros espacios naturales frente a las amenazas del desarrollo inmobiliario.

Un rincón casi mágico de la Costa Brava se ha mantenido intacto gracias a la determinación de sus habitantes. Este enclave, de espectacular belleza y valor histórico, es uno de los pocos arenales vírgenes que aún resisten en la región catalana.

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