Has pasado mil veces por esta iglesia de Zaragoza sin saber que es un auténtico tesoro barroco

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Zaragoza, con más de dos milenios de historia, es famosa por monumentos como la imponente Basílica del Pilar, sus orígenes romanos y su rica diversidad cultural. Sin embargo, quienes exploran sus calles descubren aún más maravillas.

La ciudad alberga dos impresionantes catedrales, un palacio islámico fortificado en su corazón, vestigios de la antigua Cesaraugusta romana, palacios renacentistas, obras únicas de Francisco de Goya, símbolos de la arquitectura contemporánea y una de las ofertas gastronómicas más variadas de España.

La joya arquitectónica oculta en Zaragoza

Pero Zaragoza también oculta joyas arquitectónicas que pueden pasar desapercibidas porque no se incluyen en los principales itinerarios turísticos. Muchos pasarán a diario por la Plaza de San Roque sin sospechar que allí se encuentra un auténtico tesoro barroco. La iglesia de la Mantería, también conocida como iglesia de Santo Tomás de Villanueva, es uno de los ejemplos más notables del barroco en Zaragoza y esconde en su interior una rica historia y un impresionante conjunto pictórico.

Esta iglesia es lo único que queda del antiguo Convento de los Agustinos. El templo presenta una planta de cruz con brazos desiguales y una gran cúpula semiesférica que descansa sobre un tambor octogonal. La fachada, de gran plasticidad, es un excelente ejemplo del uso decorativo del ladrillo en el barroco zaragozano.

Lo más destacado de esta iglesia se encuentra en su interior. En 1685, el pintor Claudio Coello, junto con su discípulo Sebastián Muñoz, decoró las cúpulas y los muros del templo con un impresionante conjunto pictórico de temática contrarreformista. Estas pinturas, centradas en la figura de Santo Tomás de Villanueva, son consideradas unas de las mejores de la época y han llevado a que se compare el interior de la iglesia con la Capilla Sixtina de Zaragoza.

La iglesia ha pasado por diversas vicisitudes a lo largo de los siglos. Durante la Guerra de la Independencia y la Desamortización, sufrió daños significativos y fue utilizada como cárcel de mujeres y almacén. En 1883, el edificio pasó a ser propiedad del Colegio de las Madres Escolapias, quienes aún lo gestionan.

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La iglesia de la Mantería fue declarada Monumento Nacional en 1946, un reconocimiento a su valor histórico y artístico. Aunque el acceso al interior no es frecuente, se abre en ocasiones especiales como bodas y bautizos. Por si cuando pases por delante, encuentras sus puertas abiertas, no dudes en entrar y admirar su belleza.

La Plaza de San Roque, donde se encuentra la iglesia, toma su nombre del gremio de los manteros, que tenía a San Roque como patrón. Esta plaza, junto al Coso Alto, es un punto emblemático de la ciudad. El Coso, una de las principales arterias de Zaragoza, alberga otros edificios históricos como el Palacio de los Condes de Sástago y el Casino Mercantil.